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Archive for marzo 2010

Ayer en la calle vi algo que llamaba la atención: un chico , que no llegaba a los 30, bien vestido, sostenía una pizarra de esas de plástico que se limpian con la mano. Ahí tenía escrito algo así: «Ingeniero técnico de obras públicas. 6 años de experiencia en construcción. En paro. Busco trabajo, de lo que sea».

Todo el que pasaba leía y se quedaba en silencio. Luego murmuraba. Impresionaba más verle que a un mendigo. ¿Por qué? Porque no estamos acostumbrados. ¿Aparentaba haber perdido la dignidad? No lo creo, aunque eso pareciera. Que estaba desesperado es evidente, y seguro que ha probado ya todas las vías. El caso es que el chaval éste, digamos, es un «signo de los tiempos».

Todo ésto para comentar el ensayo de Richard Sennet, La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo. Es una joya. Desde una visión completamente fría, sin meter apenas opinión, va analizando cómo el actual mundo laboral, gobernado por el neoliberalismo, va impidiendo la formación del carácter.

El carácter en el sentido aristotélico, como proyecto de vida y forma de ser que se va haciendo a lo largo de la vida a partir de nuestra propia biografía y de las opciones que hayamos elegido. Somos lo que decidimos ser, a lo que nos pasa podemos dar respuesta -dentro de unos límites, claro-, y construir nuestra vida. Según Aristóteles esta era la forma de buscar la felicidad, siendo tarea de uno mismo. Por ello añadía en Política las nociones de justicia retributiva y distributiva, que vienen a ser: a cada cual según su mérito, pero partiendo de unas mismas condiciones. Es la única forma de que los mejores consigan los mejores puestos sociales y redunde, así, en el bien de todos. La sociedad había de estar organizada de tal forma que todo ciudadano pudiera ser feliz a partir de sí mismo, dando lo mejor de sí. (Y ésto no era un discurso buenista, al estilo de los que hoy nos agobian, ya que defendía la necesidad de la guerra para lograr estos objetivos. Curiosamente, a la entrada de la más prestigiosa academia militar de Estados Unidos, West Point, aparece una cita de Aristóteles: «Hacemos la guerra para preservar la paz»).

Pues el ensayo de Sennett, sociólogo norteamericano, trata sobre la imposibilidad de decidir acerca de qué hacer con nuestra vida hoy en día. Ni el mérito ni el esfuerzo. Son conceptos que están quedándose el el olvido. Hoy nuestra vida nos la determina el sistema laboral, que funciona de una manera prácticamente autónoma. Lo que importa es la rentabilidad económica, con lo que el trabajador -sea del espectro que sea: en el libro entrevista tanto a profesionales liberales como a panaderos-, los recursos humanos o material humano, son un factor más dentro de una estructura que no entiende de dignidades o vidas personales. Sencillamente, no lo necesita y, además, son un estorbo.

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Describe cómo el mercado laboral es una especie de red social sin un centro de referencia, que se expande por todas partes, tanto en el plano geográfico como cultural. El trabajador, esto es , cualquier persona, entra directamente en esta red que no se deja comprender pues, además, va adaptándose con el tiempo y las nuevas circunstancias. Y, además, es que ésto tiene que ser así. Pues cualquier tipo de bussines que se haga ha de entrar en este juego o no tiene sentido. Así la vida laboral de cualquiera.

Se justifica a sí misma esta red o estructura con palabras (pues no dejan de ser palabras) como competitividad, flexibilidad, trabajo en equipo… pues lo que prima es adaptarse a los cambios, a la red que va mutando. Es decir, que el sujeto no puede luchar contra esa flexibilidad, la única alternativa es dejar el trabajo. Lo que importa es la red, la estructura, no las personas. Para funcionar necesita personas, pero no una concreta, sino cualquier persona.

Decía Kant que tratar con respeto a alguien significaba tener en cuenta su dignidad, esto es, tratarle como un fin en sí mismo y no como un medio. Si seguimos la descripción que hace Sennett del nuevo mercado laboral vemos que ni dignidad, ni respeto, ni nada. Un recurso humano es un recurso más, el material humano es «reponible», como los ordenadores. Además, un ordenador no se queda embarazado, lo cual es una ventaja económica.

A quienes más le choca es, sobre todo, a los trabajadores próximos a la jubilación, los que se suelen quedar en el paro, claro. Ellos conocieron otro tipo de relación laboral, la de la empresa de toda la vida, en la que sabían a qué atenerse. Con las limitaciones que ello pudiera tener, claro, pero al menos permitía la formación de ese carácter del que hablábamos más arriba. (Son los nuevos parias, aquellos que ahora en España «queremos» que trabajen hasta los 67, cuando es obvio que acabarán en el paro, aumentando el gasto social). Lo que se consigue es que cada vez estemos menos identificados con la empresa para la que se trabaja y que, curiosamente, son ahora los jóvenes, en estos tiempos de crisis, los que más echan de menos un «trabajo para toda la vida».  (En España el 46% de los trabajadores «pasa» de su empresa, sólo les interesa el sueldo. Algo, sin embargo, que merma la productividad).

Muy interesante es la serie de entrevistas que hace a un ingeniero aeronáutico. Este hombre se tuvo que mudar tres veces, lo que en Estados Unidos implica moverse miles de kilómetros, con la consiguiente ruptura de lazos personales. Los motivos de los cambios fueron completamente ajenos a él. Por un lado había fusiones, con lo que se trasladaba o perdía el trabajo. O  en las que, directamente, perdía el empleo. Por otro lado, habían vendido su empresa. El pecado: ir demasiado bien, gracias en parte al excelente trabajo de este ingeniero. ¿Merece la pena trabajar tanto y tan bien para recibir semejante premio? Él contestaba que en esa idea se había educado y, en definitiva, esa era la idea de trabajo americana. Menos mal que su mujer le podía seguir, abandonando sus diferente empleos, todos ellos cualificados. Pero, preguntado acerca de si merecía la pena para su propia vida y la de su familia, el hombre termina confesando que realmente empezaba a no saber qué decir a sus hijos. El trabajo duro, la ambición, la fidelidad… ¿para qué? Todo el día trabajando para ir, con sus cambios forzados, rompiendo las relaciones personales de sus hijos y su entorno. Se sentía lejos de ellos y no sabía qué valores inculcarles… por eso trataba que ellos participaran más en la comunidad religiosa de allá adonde fueran, para que al menos tuvieran unos valores.

¿En eso queda todo? ¿Sólo queda ir a la iglesia? La carencia de valores efectivos en el día a día -pues no se necesitan apenas, diga lo que se diga desde la empresa- impulsaba a este honrado y capaz trabajador medio americano a llevar a los chavales a la parroquia. Dos mundos: el del trabajo y el privado. Pero, como el mundo laboral es cada vez más absorbente, sólo queda «subcontratar» la vida privada. La estabilidad en la religión.

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¿Y en el mundo de la empresa? Pues, muerto el cura en este ámbito, nos queda el psicólogo, el «técnico» que ha reparar los recursos humanos, como aquel que arregla los ordenadores. O, mejor, los libros de autoayuda, esos bestsellers de hoy. La empresa se encarga de la formación del trabajador mediante curso de iniciativa personal, de positividad, encuentros entre los trabajadores en lugares supuestamente ajenos al trabajo… todo lo que sea mantener la normalidad, «lo que hay».

Un mecanismo del nuevo capitalismo que analiza Sennett en el libro es el trabajo en equipo. Esto, que un grupo trabaje conjuntamente en un proyecto y estén obligados a cooperar, es algo que se valora mucho, y lo escuchamos en todas partes. Un grupo bajo la supervisión de un coach, el entrenador del equipo que va a vencer. Un término más sacado del deporte, del tipo adolescente que tanto gusta en Estados Unidos. ¿Qué problema hay en ésto? Según Sennett, el equipo gana o pierde, pero el responsable será siempre el equipo. Siempre se puede dejar a alguien en el banquillo, antes de que caiga el entrenador. Pero, ésto es comprensible, y es normal en el deporte (curiosa la analogía con un juego, pues así se ve). Lo malo, nos dirá, es que precisamente en el seno del grupo se anula a los mejores. Lo que importa, una vez más, es el conjunto, los resultados que dé, no el individuo. A nivel de empresa es lógico, pero en el proceso se pierde a gente de mucha valía y brillante. Incluso -siempre está el factor humano- el coach en cuestión puede orientar la responsabilidad de una derrota a alguien en el que vea un peligro para su puesto, mejor remunerado. Para permanecer en el puesto no hay que destacar demasiado ni ser demasiado original. Lo que hay que hacer es «acoplarse», ser como todos y «seguir el juego«. Sólo así se es un buen trabajador: no destacar y ser uniforme, de lo contrario puedes tener serios problemas. Y, por supuesto, los problemas que puedas tener personales se quedan en casa, no hay que distorsionar al equipo.

Algo parecido a ésto es el espíritu del nuevo plan de estudios de la universidad en Europa, el famoso Plan Bolonia: pasemos lista, asistencia obligatoria, trabajo en grupo fundamental en la nota,… vamos, que alguien de gran valía puede quedarse atrás, encontrando bastante obstáculos en el caso de quisiera volar solo. Lo que se requieren son profesionales, y todos son iguales. Encaja en el plan y saldrás airoso. Tus circunstancias dan igual, lo que importa es cumplir el plan. (Habría que comentar también que, al final, entre grado y postgrado, las horas lectivas son las mismas que en el antiguo plan, pero el coste económico es un 50% superior. Pero éste sería otro debate).

Es obvio que todo lo dicho no viene en el libro, pero la idea es esa. Lo que más me gusta del libro es la frialdad con la que lo cuenta. Él avisa a Europa de lo que pasa en Estados Unidos, de la erosión de la vida personal, porque es algo que estamos importando y que parece que no podemos parar. Ahora bien, el conocimiento de la cuestión ya es un paso. Como decía Sun Tzu en El arte de la guerra, es necesario conocer al enemigo tanto como a ti mismo si quieres no caer derrotado. (Curioso también que este libro se convirtiera en un bestseller dentro del mundo de la empresa -o de los que querían entrar en ella-, pues, se supone, fomentaba la competitividad entre los trabajadores, todos corriendo tras el éxito, ¿laboral o personal? Pero, ¿quién es el enemigo? Me recuerda también a lo que decía la empresa en la obra de teatro El método Grönholm, de Jordi Galcerán: no buscamos buenas personas que parezcan hijos de puta, sino hijos de puta que parezcan buenas personas).

Esto de que el individuo es prescindible en aras de un fin mayor ya lo hemos visto en otras ocasiones, como en el nazismo, el comunismo, el integrismo… pero ahora la forma que toma esta idea tan hegeliana es en función de un mundo económico absolutamente difuminado, que parece no tener nada que ver con nosotros pero que nos absorbe cada vez más. Es como si el destino estuviera descontrolado o, al menos, no pudiéramos controlar siquiera el nuestro. Y ésto es absolutamente frustante para una persona, no un recurso, pues su esencia es precisamente la libertad, la capacidad de elegir. Pero no hacen falta personas en este entramado de redes. (Recuerdo aquí una conversación con un chaval que está estudiando informática, en la que decía que el futuro -la pasta- estaba en la gente de mentira. Imaginemos un mundo -decía- en el que la mayoría de los trabajos lo hicieran máquinas. Pero, pienso, imagina mejor un mundo en la que la mayoría de los trámites e intercambios se hagan en red desde programas informáticos, desde el puro software. Esta sería la gran aplicación de la Inteligencia Artificial: trabajadores sin problemas, sin horarios y reemplazables).

Volvamos, finalmente, al chaval que estaba con la pizarra en la calle. Imagino los chavales de instituto que estudian o no, pasando por delante… ¿qué pensarán? Quizá si merece la pena estudiar. Lo triste es que, si no estudias, sí que está abocado al desastre tal y como está todo funcionando ahora, salvo excepciones, claro. Pero los datos son los datos, y el paro arrasa en el sector menos formado. Entonces, ¿estudiar para que pueda que no valga gran cosa el esfuerzo y el mérito sea casi inexistente? Vaya panorama. Luego se dirá que si el botellón, que si la falta de valores, que si las leyes educativas… ya, pero su socialización se ha llevado a cabo en el mundo que hemos descrito, en un mundo con escasos valores. Aunque, mejor dicho, se trata de un mundo con pocos valores y demasiados precios. Quizá el chaval de la pizarra está recuperando la dignidad, quizá se respeta lo suficiente para tomar la decisión de salir a la calle y mostrarse buscando trabajo, aunque nadie lo haga así. Quizá se ha cansado de hacer el payaso y de ocultar lo que es una obviedad. Le deseo lo mejor.

(P.D.: curiosa la vuelta que se está produciendo desde la filosofía moral a la ética de Aristóteles. Recuerdo el librito de un inglés, Terry Eagleton, El sentido de la vida, donde toma referencias de Marx, Wittgenstein, Aristóteles y cristianismo, porque es creyente. Al fin y al cabo se pregunta ¿tanto cuesta ayudarnos los unos a los otros? Si nacemos y formamos nuestra vida y la búsqueda de la felicidad en el seno de una sociedad, ¿por qué esa sociedad en ocasiones se esfuerza tanto en hacernos la vida imposible, en no dejarnos desarrollarnos como quisiéramos y pudiéramos? Y, lo peor, es que la sociedad no es un ente abstracto, frío o monstruoso, sino que al final son los otros. Es una labor de personas. Si se piensa así, desde el puro sentido común, no cuesta nada).

Reportajes relacionados (en El País):  Esta generación busca un plan B, Precariedad, fuente de la eterna juventud.

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Hablaremos aquí, brevemente, de la importancia de este congreso científico que se llevó a cabo en Bruselas en 1927. (Para más información acerca del origen de este congreso y los otros diez que hubo en Bruselas, ved esta página de Wikipedia). Pero lo realmente importante de lo tratado allá, para lo que nos interesa, es la enorme influencia que tuvo para la historia de la filosofía posterior. Aquí se produjo el mayor ataque al postulado de la objetividad -presupuesto fundamental de todo conocimiento hasta ese momento- y marca el fin de la física determinista, arramblando directamente con la Filosofía Moderna, abriendo el camino a uno de los siglos más ricos que haya podido dar la filosofía hasta el momento.
Desde siempre, la ciencia y la filosofía han ido de la mano. Cuando no ha sido así, generalmente la filosofía ha salido perdiendo. Pues, si tratamos de hablar de la realidad, y del conocimiento objetivo de ésta, ignorar qué diga la ciencia viene a ser algo parecido a un suicidio. Además de que en la esencia de la filosofía está el integrar todo lo que aporte datos al conocimiento. Si así no se hiciera, sería dogma, y eso no es, al menos, lo que yo pienso que sea la filosofía.
Ya Aristóteles llamó a la Física Filosofía segunda, en tanto que era el estudio de la realidad desde los «presupuestos» o condiciones que se habían establecido en la Filosofía primera o Metafísica. Se estudiaba el ente en cuanto ente, esto es, la sustancia, desde la causalidad, pues «la sustancia es la estructura necesaria del ente en su concatenación causal, pues todos los tipos de causas son determinaciones de la sustancia misma». Con ello insertaba el logos griego en la naturaleza misma, haciéndola absolutamente cognoscible para el intelecto. Bueno, hasta donde nos deje llegar el lenguaje mismo, hasta donde podamos decir de un juicio si es V o F, entrando así en el campo de la lógica. (Parece aquí que Aristóteles está anticipando aquello de Wittgenstein «De lo que no se puede hablar, mejor callar»).
Es más, lo que movía el mundo era la finalidad inherente a la sustancia, la causa final, el primer motor al que todo tiende. (En este tema caben múltiples interpretaciones, en función de los textos que manejemos, de quién sean realmente y de qué época. Por desgracia, el estudio de las obras de Aristóteles no es tan fácil como el de las de Platón o Kant, por ejemplo). El caso es que todo movimiento y ente tiene un sentido, un lugar en el Kosmos, y es cognoscible. Todo sucede por una causa o razón, y podemos dar cuenta de ello. Se da por hecha la isomorfía entre pensamiento, lenguaje y realidad. Puro sentido común.

Esta visión se mantuvo en la Filosofía Medieval, con la salvedad de que ahora el ente (término que viene de Boecio) es creado y entramos en lo que será una metafísica del Ser, con la obra cumbre de Sto. Tomás. Pero, en lo que atañe a la física, será aristotélica desde la llegada de las obras a París, en los siglos XII y XIII. Pero, precisamente, para tratar de combatir al averroísmo latino y la doble verdad, se dará carta blanca por parte de la Iglesia para tratar de explicar o superar a Aristóteles. Una física tan peligrosa, que parte de la idea de que el mundo es eterno y no creado, era realmente peligrosa. Y más si es tan buena, pues la Edad Media no se valora precisamente por su nivel científico. Esto dará pábulo a la búsqueda de una nueva física, sobre todo en la Inglaterra del la Baja Edad Media, gracias a la Escuela de Oxford. La superación de Aristóteles, de su física, cambiará el mundo.
Total, surgirá una nueva física que irá dando pequeños pasos hasta el cambio radical de la Revolución Científica. A partir de Copérnico, Kepler y, sobre todo, Galileo, la física entrará en un nuevo paradigma en el que la causa final aristotélica queda completamente desterrada de la ciencia. Ahora reinará la causa eficiente, en un mundo que será considerado como una gran máquina, escrito en caracteres matemáticos y del que podemos saber cómo funciona, pero no qué sentido tiene. La pregunta pasa del por qué al cómo.
Lo que nos interesa ahora son las repercusiones que este nuevo paradigma científico tuvo para la filosofía. El giro será brutal -bueno, no sólo por la nueva ciencia, sino también por los nuevos factores culturales, sociales y económicos-, y toda filosofía que se haga estará obligada a asumir la nueva ciencia.
En realidad esta es la gran pretensión de Descartes, quien dirá que Dios, aparte de ser el garante del método, es quien insufló la cantidad de movimiento suficiente para poner a funcionar la gran máquina del mundo, semejante al relojero que da cuerda al reloj. El sentido de la vida del hombre y de la sociedad, esa es otra historia. Lo que aquí interesa son las leyes científicas de carácter determinista: la ciencia es exacta y nos permite hacer predicciones, pues describen el funcionamiento del mundo. Tratar de asumir este mecanicismo y su gran contraste con la libertad del hombre y de la sociedad será la gran tarea que recogerán los dos grandes racionalistas: Spinoza y Leibniz. Éste, incluso, se propone la tarea de volver a la finalidad aristotélica desde la nueva física al hablar del depliegue de las mónadas, etc.
Sólo queda por llegar el gigante de la Revolución Científica, Isaac Newton. external image newton_1.jpgLa física, por fin, lo explica todo. Hemos llegado al modelo perfecto de conocimiento, el modelo de la Razón en La Ilustración. Tenemos por fin las leyes que explican de forma rigurosa y, por qué no, verdadera, el movimiento de los cuerpos en el universo. Ya sabemos cómo es la realidad y cómo funciona.
Este es el segundo gran paradigma que ha dado la historia de la ciencia, la Mecánica Clásica, donde las leyes serían universales tanto a nivel microscópico como macroscópico. El espacio y el tiempo serían absolutos. Todo estaba explicado, simplemente se trataba de aplicar esta física a todo fenómeno natural. Es la base y modelo de Kant, la cima de la Filosofía Moderna. Como dijo A. Pope: «Y dijo Dios, hágase Newton». Todo estaba en marcha, dando réditos: la Revolución Industrial era el ejemplo perfecto del progreso humano. El barco íba a toda máquina.
Ahora bien, también el Titanic íba a toda máquina y pasó lo que pasó. Según aumentaron la técnica y las diferentes disciplinas científicas surgieron nuevas sorpresas que cambiarían el mundo: nuevas geometrías, como las de Lobachevski, Riemann y Bolyai; el experimento de Michelson y Morley; el estudio del átomo… se verá que ni el espacio ha de ser euclídeo, que el éter no está por ningún lado y la estructura del átomo y su funcionamiento poco tienen que ver con la física de Newton.
Los trabajos de Bohr, Born y L. de Broglie nos explicaron cómo era el átomo, pero hacía falta un física nueva para explicarlo: la Mecánica Cuántica, que nace a partir del trabajo de Max Planck, entre 1899 y 1900, y completada por gente como Schrödinger y Heisenberg.
Pero, y esto es lo fascinante, antes de que estuviera hecho este nuevo paradigma de la física microscópica, aparecerá uno de los monstruos de la historia de la ciencia: Albert Einstein, quien, precisamente, se llevará el Nobel por su trabajo con el efecto fotoeléctrico.
Cuando se habla de los filósofos de la sospecha, Nietzsche, Marx y Freud, como destructores de todo el pensamiento anterior, se suele olvidar que fue precisamente la obra de un científico, Albert Einstein, el que diera la puntilla definitiva a la antigua cosmovisión occidental. El «asesino» de Newton fue precisamente él, pues, al fin y al cabo, la Mecánica Cuántica no tenía aplicación alguna más allá del campo del átomo. Pero fue su Teoría de la Relatividad la que desbancó a Newton, en 1905 y 1915. Ahora el espacio y el tiempo serían relativos al eje de coordenadas del espectador y ,aunque las leyes no cambien, no se podía determinar la forma global del sistema o universo.
Así, el siglo XX empezaba con fuerza desde el pensamiento y desde la historia. Es la época de la Primera Guerra Mundial y del ascenso de los fascismos, el siglo de la ruptura del arte decimonónico y de la revolución soviética… ¿y la filosofía? Esperemos un poco.

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V Congreso  Solvay

En 1927 se reunió en Bruselas lo mejorcito de la ciencia de la época y, posiblemente, de la historia. Allá estaba Einstein, Marie Curie, Niels Bohr, Max Born, Planck, Louis de Broglie, Pauli, Schrödinger, Lorentz, Dirac, Heisenberg…
La cosa venía calentita, pues poco antes Heisenberg había «presentado» su Principio de Incertidumbre o Indeterminación, donde nos venía a decir que era imposible determinar la posición de una partícula, dado que el observador interviene en ella.( Al fin y al cabo nos decía lo mismo que ya hubiera dicho David Hume: el conocimiento en la ciencia sólo puede ser probable, y nunca cierto o verdadero.) Y, es más, dirá el mismo Heisenberg, el objeto de conocimiento sólo puede ser un constructo del sujeto.
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Einstein no podía admitir la idea de que la ciencia sólo pudiera conocer por probabilidad, enfrentándose a Bohr y al joven Heisenberg con la famosa frase «Dios no juega a los dados», a lo que respondería el primero: «No es asunto nuestro prescribir a Dios cómo tiene que regir el mundo». De aquí surgirían dos grupos: Los Realistas: Einstein, Planck y L. de Broglie, y la Escuela de Copenhage: Bohr, Heisenberg, Born y Schrödinger.
Lo que realmente estaba en juego era si podemos conocer la estructura del universo u obtener sólo conocimientos probables. Pero había más: en el fondo había un choque entre dos físicas, dos visiones de campos físicos diferentes que, incluso, llegaban a ser inconmensurables en varios puntos.
Por primera vez en la historia había dos paradigmas científicos, y ambos no podían «tener razón».
Pero la ciencia, con la ayuda de tecnología, siguió impararable. Fred Hoyle postuló la idea del Big Bang en 1948: una singularidad física -ocurre, sin más, y crea leyes-, al estilo de los agujeros negros. A ello le sumamos la Teoría del Caos, formulada en los 60 por Lorenz, y dotada de armazón matemático por Ilya Prigogine, y tenemos una ciencia que crece más rápido que la cantidad de respuestas que pueda darnos.
De todo ello nos queda el Modelo Estándar de física de partículas, que se supone que reconcilia aquellos dos paradigmas que se trataron en Bruselas. Pero, todavía ha de ser confirmada. Es posible que vayamos hacia la famosa Teoría Unificada, un único paradigma científico. Y, quizá, la solución sea la Teoría de las Supercuerdas. Parece que tendremos respuestas en el LHC, el acelerador de partículas. Habrá que esperar. Pero puede, con todo, que la respuesta sea negativa y tengamos que seguir buscando.

Repercusiones en Filosofía

De lo dicho podemos sacar una conclusión. Si la ciencia y la filosofía han ido siempre de la mano, ahora ocurre lo mismo. Siempre que hubo un mundo, una realidad, o un conocimiento objetivo, la filosofía tenía una base desde la que hablar. Podíamos partir desde la lógica o desde la ontología, pero siempre desde una referencia. (En el sentido que le dio Frege, como denotación).
Desde el paradigma de la física de Aristóteles, la referencia era la sustancia, o ente; incluso Ser, si se quiere. Pero todo ello estaba sustentado por una física o filosofía segunda.
La caída de esta física terminaría llevándose por delante las nociones de ente, sustancia, ser… véanse el Empirismo y Kant. Aquí, en la Filosofía Moderna, la referencia podía ser la razón humana, de acuerdo, pero el modelo era Newton. Las leyes eran deterministas y el mundo respondía ellas, se hacían predicciones y se aplicaba a la nueva ingeniería que tanto progreso nos aportaba.
Pero, ¿qué pasa desde el siglo XX? Dos paradigmas que predicen, tienen aplicaciones… pero son incompatibles si hablamos desde la noción de la objetividad o, simplemente, Verdad. ¿De qué hablamos? O, mejor, ¿desde dónde hablamos? Sin una física como soporte, como filosofía segunda, ¿a qué llamamos verdad? La lógica ya cayó en el siglo XX, con Gödel y compañía.
Un ejemplo paradigmático de lo que digo es el viraje de Wittgenstein y sus ramificaciones (Ryle, Austin, Strawson, Grice, Hare…). El segundo Wittgenstein representa la muerte de la referencia en la filosofía del lenguaje. Hemos pasado de la referencia al significado, a los juegos del lenguaje. Si no hay referencia no podemos hablar de verdad. Y más aún si se pone en cuestión la posibilidad de la objetividad en el conocimiento, como se hizo en Bruselas en 1927. Pero, no quiere decir ésto que Wittgenstein sea responsable, sino que recoge lo que está en el ambiente: nada a qué aferrarse, excepto el lenguaje. Una especie de solipsismo nuevo.
Es lo mismo que encontramos en la Hermenéutica y el Existencialismo, por ejemplo. La desorientación de la física se lleva por delante la metafísica, la ontología. Sin ontología sólo nos queda lenguaje, significado arbitrario. Esta es la puerta de la Postmodernidad, en la que estamos instalados. Hasta la ética moderna está instalada en la Filosofía del Lenguaje.
Una de las corrientes más agudas al tratar el problema ha sido la Filosofía de la Ciencia: Hanson, Toulmin, Quine, Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend, la concepción Estructuralista… se pierde el objeto, se va la referencia. Hoy en día, Larry Laudan parece tener razón: la ciencia es sólo solución de problemas, sin búsqueda de la verdad. (Curioso: quizá la filosofía también sea eso mismo, quizá siempre lo ha sido).
Tres grandes paradigmas en Física:

  • Aristóteles: base de toda la metafísica hasta Kant, por debajo de los grandes sistemas filosóficos de la Edad Media.
  • Newton: el espíritu de la Filosofía Moderna.
  • Modelo Estándar (Einstein): sin corroborar: Filosofía Contemporánea y Postmodernidad: adiós a la verdad, hola a la interpretación.

A ver qué ocurre cuando nos hable el LHC. Habrá cambios en filosofía. Si no, se morirá. Si la filosofía se preocupa por las cuestiones fundamentales del ser humano, qué sea la realidad es esencial a ella.
Por debajo, todavía se escucha la risa de Nietzsche, anterior a todos estos cambios. Pero, como él decía, era intempestivo, un especie de profeta. De momento acierta

Martes, 30 de Marzo: El LHC echa a andar.                     

El Tevatrón de Illinois da las primeras sorpresas en mayo de este año: Primeras evidencias físicas más allá del Modelo Estándar.

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Tres comentarios de texto hay que proponer. Vale.
El primero, desde el teatro:Vida de Galileo, de Bertolt Brecht:

“Yo sostengo que el único objetivo de la ciencia es aliviar las fatigas de la existencia  del ser humano. Si los científicos, intimidados por los poderosos egoístas, se contentan por acumular Ciencia por la Ciencia misma, se la mutilará, y vuestras nuevas máquinas significarán sólo nuevos sufrimientos. Quizá descubráis con el tiempo todo lo que haya que descubrir, pero vuestro progreso será sólo un alejamiento progresivo de la Humanidad. El abismo entre vosotros y ella puede ser un día tan grande que vuestros gritos de júbilo por alguna nueva conquista sean respondidos por un griterío de espanto universal…”

(Escena 14).

Se trata de un texto que podría ser tratado en Filosofía, al hablar de los diferentes saberes. La idea principal serían las implicaciones de la aplicaciones prácticas de la ciencia, la tecnología, en la sociedad. Brecht escribe esta obra en 1947, después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, en los comienzos de la guerra fría. Es la época de la Big Science, en la que Galileo ha dejado de ser un héroe y ahora los proyectos científicos son gigantescas empresas políticas y económicas. Por primera vez se cuestiona la ética profesional del científico y su supuesta neutralidad moral. es la época en la que Oppenheimer, el antiguo director del Proyecto Manhattan, critica el monstruoso desarrollo armementístico que se está llevando a cabo por el desarrollo de la nueva física.
La obra gusta, y se puede trabajar también el tema del conflicto entre fe y razón.

El siguiente fragmento es largo, pero es una joya más de esa brutal obra maestra que es Vida y destino, de Vasili Grossman. Podría ser tratado al hablar de las diferentes formas de legitimación del poder, en Filosofía. Describe el paralelismo entre el nazismo y el comunismo -las «dos casas»- durante la segunda guerra mundial. El paralelismo entre Hitler y Stalin, los rostros del totalitarismo:

En el campo de concentración alemán, el Obersturmbannführer Liss, miembro de las SS, habla con Mijaíl Sídorovich Mostovskói, bolchevique preso, uno de los fundadores del Partido:

«Ustedes creen que nos odian, pero es sólo una apariencia: se odian a ustedes mismos en nosotros. Terrible, ¿no es cierto? (…) Cuando damos un golpe a su ejército lo infligimos contra nosotros mismos. Nuestros tanques no sólo han roto sus defensas, han quebrado también las nuestras; las orugas de nuestros tanques aplastan al nacionalsocialismo. Es horrible, es una especie de suicidio cometido en un sueño. Para nosotros puede acabar de manera trágica. ¿Lo comprende? Si ganamos, nosotros, los vencedores, nos quedaremos sin ustedes, solos contra un mundo que nos es extraño, que nos odia.(…) Un pensador alemán, seguro que usted conoce sus brillantes estudios, dijo que la tragedia de Napoleón consistía en que expresaba el alma de Inglaterra, y precisamente en Inglaterra tenía a su enemigo mortal. (…) ¿Por qué encuentra esta conversación tan sorprendente? ¿Esperaba que le dijera algo diferente? Seguro que ustedes, en la Lubianka, también tienen a hombres instruidos. Gente que pueda hablar con el académico Pávlov o con Oldenburg. Pero ellos persiguen un objetivo, mientras que yo no persigo ningún fin secreto con esta conversación. Le doy mi palabra. Me atormentan las mismas cosas que a usted. (…) ¡Dos polos! ¡Eso es! Si no fuera así, esta terrible guerra no existiría. Nosotros somos sus enemigos mortales, sí. Pero nuestra victoria será su victoria. ¿Lo comprende? Si ustedes ganan, nosotros moriremos y viviremos en vuestra victoria. Es algo paradójico: si perdemos la guerra, seremos los vencedores, continuaremos desarrollándonos bajo otra forma, pero conservando la misma esencia.
(…)
Mijaíl Sídorovich no tenía miedo a las torturas; lo que le aterrorizaba era pensar que el alemán no mentía, que le estuviera hablando con sinceridad. Que simplemente fuera un hombre con ganas de conversar.
(…)
¿Quién estaría en nuestros Lager si no hubiera guerra, si no tuviéramos prisioneros de guerra? Los enemigos del Partido, los enemigos del pueblo. Es una especie que usted conoce, ustedes los tienen en sus campos. Sí, y si la Dirección de Seguridad del Reich acoge prisioneros suyos en tiempo de paz, no los dejará marchar: sus prisioneros son nuestros prisioneros. (…)Los comunistas alemanes que enviamos a los campos también fueron enviados a sus campos en 1937. Yezhov los encarceló, y el Reichsführer Himmler también. Sea más hegeliano, maestro.(…) A menudo pienso que el conocimiento de lenguas en sus campos podría ser tan útil como en los nuestros. Hoy le asusta nuestro odio a los judíos. Mañana puede darse que ustedes sigan nuestro ejemplo. Y pasado mañana nos volveremos más indulgentes. He recorrido un largo camino, guiado por un gran hombre. A usted también le ha guiado un gran hombre, también ha recorrido un largo camino, difícil. ¿Cree usted que Bujarin era un provocateur? Sólo un gran hombre podía guiar a los demás por un camino como aquél. Yo también conocía a Röhm, confiaba en él, y así debía ser. Pero hay algo que me tortura: el terror de ustedes ha matado a millones de personas, y en todo el mundo, sólo nosotros, los alemanes, hemos comprendido que era algo necesario. Así es, no tiene vuelta de hoja. Trate de comprenderme, como yo le comprendo a usted. Esta guerra debe de horrorizarle. Napoleón no tenía que haber combatido contra Inglaterra. (…)¿Cree que el mundo nos mira a nosotros con horror y a ustedes con amor y esperanza? Créame, quien ahora nos mira con horror a nosotros, también les mirará con horror a ustedes.(…) Tendría que compartir mi insomnio. Pero ¿cuál es la razón de nuestra enemistad?; no puedo entenderlo… ¿Tal vez porque Adolf Hitler no es un Führer, sino el lacayo de los Krupp y los Stinnes? ¿Porque no hay propiedad privada en su país? ¿Porque las fábricas y los bancos pertenecen al pueblo? ¿Porque son internacionalistas mientras nosotros predicarnos el odio racial? ¿Porque hemos provocado el incendio y ustedes se esfuerzan por apagarlo? ¿Por qué somos odiados mientras que la humanidad mira con esperanza hacia su Stalingrado? ¿Es eso lo que ustedes dicen? ¡Tonterías! ¡No existen abismos entre nosotros! ¡Los han inventado! Somos formas diferentes de una misma esencia: el Estado de Partido. Nuestros capitalistas no son los verdaderos amos, el Estado les asigna un plan y un programa. El Estado torna su producción y sus beneficios. Como salario se quedan con el seis por ciento de los beneficios. Su Estado-Partido, exactamente del mismo modo que el nuestro, establece un plan, un programa, y se apodera de la producción. Y aquellos a los que ustedes llaman amos, los obreros, también reciben un salario de su Estado-Partido.(…) También sobre nuestro Estado ondea la bandera roja del proletariado, también nosotros apelamos a la unidad nacional y al esfuerzo de los trabajadores, también nosotros proclamamos que el Partido expresa las aspiraciones del obrero alemán. Y ustedes también apelan al «nacionalismo», al «trabajo». Ustedes saben tan bien como nosotros que el nacionalismo es la fuerza más poderosa del siglo XX. ¡El nacionalismo es el alma de nuestra época! ¡El socialismo en un solo país es la expresión suprema del nacionalismo! No veo razón para nuestra enemistad. Pero el genial maestro y líder del pueblo alemán, nuestro padre, el mejor amigo de las madres alemanas, el estratega más grande de todos los tiempos y todos los pueblos es quien ha empezado esta guerra. ¡Y yo creo en Hitler! Sé que la mente de vuestro Stalin no está nublada por la cólera y el dolor. A través del fuego y el humo de la guerra puede ver la verdad. Sabe quiénes son sus enemigos. Lo sabe, sí, lo sabe incluso ahora, cuando estudia con ellos la estrategia militar que desplegará contra nosotros, y se bebe una copa a nuestra salud. En el mundo existen dos grandes revolucionarios: Stalin y nuestro Führer. Es la voluntad de ambos la que ha dado origen al socialismo nacional del Estado. Para mí la fraternidad con ustedes es más importante que la guerra que libramos por los territorios del Este. Construimos dos casas que deben estar la una al lado de la otra. (…) Usted y yo debemos comprender que el futuro no se decide en los campos de batalla. Usted conoció personalmente a Lenin. Él fundó un nuevo tipo de partido. Fue el primero en comprender que sólo el Partido y su líder son los que expresan el impulso de la nación. Por eso puso fin a la Asamblea Constituyente. Pero así como Maxwell destruyó la mecánica newtoniana pensando que estaba confirmándola, Lenin se consideró el fundador de la Internacional cuando en realidad había creado el gran nacionalismo del siglo XX. Después Stalin nos ha enseñado muchas cosas. Para construir el socialismo en un solo país era necesario privar a los campesinos del derecho a sembrar y vender libremente, y Stalin no vaciló: liquidó a millones de campesinos. Nuestro Hitler advirtió que al movimiento nacionalsocialista alemán le estorbaba un enemigo, el judaísmo, y decidió liquidar a millones de judíos. Pero Hitler no es sólo un discípulo, es también un genio. Fue en la Noche de los cuchillos largos donde Stalin encontró la idea para las grandes purgas del Partido en 1937. Debe creerme. Yo he hablado, usted ha callado, pero sé que para usted soy un espejo.
(…) Maestro, ustedes nos enseñarán siempre y serán nuestros discípulos. Pensaremos juntos.»
Vasili Grossman, Vida y destino
Traducción de Marta Rebón

Muchos más textos se podrían sacar de este libro, y para muchas asignaturas. Para Filosofía podríamos utilizarlo para el bloque de la acción práctica, al hablar de moral. Una maravilla.

El siguiente texto es una columna periodística de Manuel Vicent. Puede ser utilizado, cómo no, en Filosofía, al hablar de los problemas fundamentales de la metafísica. Sería el acompañamiento a algún otro texto de algún autor de la historia de la filosofía asequible a los alumnos.

Café solo

«Sé perfectamente que el día en que me muera no echaré de menos los grandes acontecimientos que pude haber vivido, sino el perfume del café con tostadas y algunas pequeñas sensaciones, por ejemplo, estirar la pierna hacia el lado fresco de la sábana en las madrugadas de primavera cuando canta el mirlo en el jardín.  Si me da un poco de pereza morir es porque ya no podré ir por las mañanas a comprar el periódico ni contemplar de camino en la parada del autobús los rostros frescos de los adolescentes que tienen aún todo el amor por delante. Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas. También es muy placentero llamar por teléfono a algún amigo a media mañana para que te cuente los últimos rumores. Por un lado está la Crítica de la razón pura, de Kant, y por otro están los chismes. Supongo que los chismes de las tertulias será lo último que uno recuerde con una marca más endeleble que cualquier filosofía, y junto a ello estará la suavidad de un paseo vespertino, algunas puestas de sol, las lecturas de noche en la cama con la amorosa luz de la mesilla. Quisiera saber qué hace llorar a los moribundos más sabios. Sin duda sus lágrimas no se deben a los triunfos que consiguieron ni a las grandes tragedias que soportaron, sino a los sencillos placeres que experimentaron, a la gente buena que conocieron, a los alimentos que degustaron con parsimonia entre los amigos. ¿Qué es la muerte? Tal vez la muerte consiste en no tomar ya más un cruasán crujiente con el café por las mañanas junto al ventanal ni enterarse ya nunca jamás de los resultados del Campeonato de la Liga cada domingo. Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares  más sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz».

Bueno, la muerte y el sentido de la vida. A partir del texto se pueden exponer las diferentes concepciones que ha habido acerca del tema. El texto gusta bastante y se suele identificar en él.

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Filosofía y Ciencia

Sección del acelerador de partículas (LHC)Que la historia de la Filosofía y la de la Ciencia van de la mano es una obviedad, y no creo que deba ser discutida. Hoy en día, quien no conozca los adelantos científicos y tecnológicos no conoce en qué mundo vive. Y toda reflexión filosófica ha de tener en cuenta qué se dice desde el hoy gigantesco campo de la ciencia, que sigue creciendo a un ritmo nunca visto en la historia. Cuando la filosofía reflexiona, tiene que saber a qué atenerse, y ha de seguir de cerca la construcción científica de la realidad.

Creo que ha de tratarse el tema, con verdadera profundidad, en 1º de bachillerato. En el primer bloque de la materia, El saber filosófico, debería tratarse el conocimiento, la realidad y la verdad desde la ciencia. El ejemplo que propongo en este apartado es el de la actual cosmología, la actual visión acerca de la estructura del universo y su origen. Además, va acorde al temario de CMC, pero profundizando un poco más.
Aporto algún material de profundización, como el siguiente, sacado de la wiki  filosofiaeducamadrid: Origen y configuración de nuestro universo. Se trata de indagar en la actual física para tratar de dar respuesta al título de tal documento. Para ello, valgan unos cuantos  enlaces más: Acelerador de Partículas (Wikipedia), Modelo Estándar en Física (Wikipedia), y  Teoría de las Supercuerdas, del blog Cheluman el Magnífico.
A partir de lo dicho, se harían grupos entre los alumnos para exponer diferentes temas:

  • Diferentes cosmologías en la historia, hasta llegar a la actual.
  • Modelo Estándar en la Física actual.
  • El LHC, o acelerador de partículas.
  • Teoría de las Supercuerdas.
  • Implicaciones filosóficas de la actual física.

Ya decidiríamos cómo se evaluaría, pero por lo menos el 50% de la nota de esta unidad didáctica.

Añado un vídeo de youtube que es una de las mejores explicaciones que he visto y, por qué no,  la música es pegadiza:

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Elijo un par de fotos actuales:

La primera es la de un sonriente Obama después de que el congreso de Estado Unidos apruebe la reforma sanitaria. Se puede utilizar en Filosofía para hablar en los bloques de política. Podemos sacar la diferencia entre las tradiciones liberal y socialdemócrata, así como para hablar del carisma en política. (En mi opinión, es actualmente el único político que la tiene y la usa, el único que está a la altura de la crisis, tomando decisiones acertadas y manteniendo sus ideas, hasta donde puede):

Aprobada la reforma sanitaria en USA

Fuente: El País

Por otro lado, incluyo la fotografía obtenida del diario digital 20minutos.es, en la que se habla de la intervención de una fragata española para ayudar a un pesquero iraní atacado por piratas. Desde aquí, poríamos hablar en cualquier asignatura  -de EpC a Filosofía- acerca de las causas de los conflictos sociales en la actualidad: ¿por qué hay piratería en Somalia? Quizá debido a la pobreza y desgobierno del país, así como la pesca desenfrenada e ilegal por parte de todos los países del mundo, esquilmando los bancos de pesca que ningún gobierno puede controlar. (Incluso se podría hablar de los residuos nucleares europeos que se han echado en aquellas aguas por parte de la camorra napolitana. Pero, esa, es otra historia).

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Fotografías 3

Creo que, continuando con lo dicho en entradas anteriores, un poco de dinero y de voluntad pueden obrar «milagros».

Las siguientes fotografías muestran la diferencia que puede haber en un país, Camboya en este caso, si uno de los miles de niños huérfanos da con un buen orfanato, montado con cuatro duros, o no:

Para las mismas materias: EpC y EEC. Fuente de las fotos, en Flickr:

http://www.flickr.com/photos/ianna/

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Fotografías 2

Sólo para contrastar con la anterior entrada. Podemos observar lo diferente que puede ser el destino según dónde se nazca. Recordemos a la niña de los Pokemon y comparemos con niños de Etiopía, en el mismo momento, pero en diferente lugar:

Creo que no hace falta decir que ambas fotografías pertenecen a una misma secuencia.

La utilización de las fotografías sería para EpC o EEC, igual que en la anterior entrada, con los mismos objetivos didácticos.

Añadamos una más, esta vez desde Congo, de donde viene todo el coltán, ese mineral tan valioso para nuestros portátiles, móviles, videoconsolas… todos nuestro lujos, que no parecen hacerle gracia a este padre:

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Fotografías 1

La fotografía siguiente está recogida de un artículo acerca de los nuevos récord Guiness de este año. La niña en cuestión tiene, en total y de momento, 12.113 muñequitos Pokemon. Ni qué decir tiene el dinero que se habrán gastado sus padres en el capricho, y ya sabemos dónde acabarán los monigotes en cuestión en unos años.

Se podría utilizar la fotografía a la hora de hablar de la sociedad de la opulencia, en Educación para la Ciudadanía o Educación Ético-Cívica. También al hablar acerca del desarrollo de la personalidad, de las diferencias sociales, Norte-Sur, etc. En general, al hablar de las estupideces que parecen importantes en un mundo que, en ocasiones, parece vivir dentro de una burbuja. Todas las burbujas terminan explotando tarde o temprano, ya sea desde una perspectiva social, histórica o personal.

La fotografía está tomada de The Bic Picture- boston.com:

Qué rica, la niña.

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Pincha sobre su nombre para descargar: Karl F. Marx

 

Tumba de Marx en Londres

Tumba de Marx en Londres

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Iré insertando cosas de Kant. Hasta ese momento, aquí dejo un resumen de la Fundamentación de la metafísica de la costumbres, de 1785. De aquí se puede sacar perfectamente en qué consiste el imperativo categórico.

Aquí dejo un enlace a un resumen de su pensamiento: Kant .                  

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