Ultraortodoxos
Por: Enric González
Los “haredim”, judíos ultraortodoxos que, en su gran mayoría, ni se integran en el mercado laboral (dedican su vida al estudio de las escrituras sagradas), ni cumplen el servicio militar, ni creen en los objetivos fundamentalmente laicos del Estado sionista, están convirtiéndose en el gran tema de debate en Israel.
Un popular periodista radiofónico, Gabi Gazit, afirmó hace unos días en antena que los “haredim” eran “gusanos”, “sanguijuelas” y “parásitos de la peor especie”. Poco después habló el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, quien calificó a los ultraortodoxos de “gente ignorante que se reproduce a un ritmo alarmante y agota nuestra fuerza económica y social”.
Hoy es Tzipi Livni, líder del partido centrista Kadima y jefa de la oposición, quien desde la portada de Haaretz propone al Likud de Netanyahu un acuerdo para negociar la paz con los palestinos y hacer frente a los sectores ultraortodoxos. Livni describe cómo está cambiando Israel por la creciente influencia “haredim”: “Israel en 2010 es un país en el que las mujeres viajan en la parte trasera del autobús, en el que los huesos resecos son más importantes que el salvar vidas [en referencia a la campaña ultraortodoxa contra la construcción de un quirófano sobre un antiguo cementerio], en el que la conversión es una misión imposible [son los “haredim” quienes establecen el mecanismo para convertirse al judaísmo], en el que la visión sionista se ha hecho borrosa y en el que la definición del Estado judío ha sido cedida a un monopolio de políticos ultraortodoxos”.
El diario conservador The Jerusalem Post aborda también la cuestión, desde el punto de vista educativo. Las escuelas ultraortodoxas, financiadas por el Estado (como los propios ultraortodoxos) son ya casi mayoría. El lunes, un profesor “haredim” se prestó a una entrevista televisiva en la que no se le veía el rostro. Algunas de sus declaraciones: “¿Matemáticas? No hacen falta a partir de cuatro grado, no son necesarias. ¿La educación cívica? ¿Qué enseña? ¿A pagar multas de aparcamiento?”. Acerca de la enseñanza de materias como el inglés o las ciencias, una frase definitiva: “Las materias seculares enseñan a la gente a pecar”.
El Post evoca un estudio del Centro Taub publicado en abril, sobre la evolución de la enseñanza “haredim”. En 1960, el 60% de los alumnos acudían a escuelas públicas y el 15% a escuelas ultraortodoxas o árabes. En 1980, los alumnos que aprendían en centros ultraortodoxos o árabes eran ya el 26%. Si la tendencia continúa, según el estudio, en 2040 sólo el 14% de los niños aprenderán en la escuela pública laica.
Otro dato: entre los “haredim”, el desempleo subsidiado asciende al 65%; entre los árabes israelíes, al 27%.
Y una frase de Dudi Zilbershlag, periodista y editor “haredim”. “Los ultraortodoxos son quienes están construyendo este país”.
Vaya… hasta los judíos se hacen antisemitas en cierto momento.
Esto nos enseña que, como ya empezamos a intuir, la religión cuando se mezcla en política e intenta hacerse con las definiciones del bien y del mal no trae más que problemas.
Ya lo decía jesucristo
«A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar»
y mi abuela también dió su opinión hace tiempo
«A misa no més que van els malfaeners»
que viene a decir, «a misa solo van los vagos».